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3 de enero de 2013

Mi Secreto. Capítulo 31: Silencio






CAPÍTULO 31

SILENCIO

DICIEMBRE 2011

Las que hayan realizado un vuelo intercontinental y transatlántico seguro saben lo que significan esas diez horas encerrada en un avión  más las tres de rigor de anticipación en el aeropuerto; pero cualquiera con sólo leerlo puede imaginar cómo podría estar yo de agotada aunándole a eso lo mi mala experiencia en lo que debieron ser unas agradables vacaciones en Inglaterra.


Durante el largo vuelo tuve tiempo para discurrir, todo lo que Ethan me había dicho luego de mi desastroso encuentro con Robert entre copas de whiskey que él me había incitado a beber para confortarme al estilo masculino.


-Sabes algo Nina, Pattinson sí que es un redomado asno pomposo al no tener los cojones para hacer las cosas bien… Pero… -Me miró evaluativo sobre su vaso- También pienso que, es tu culpa que todo esto se haya ido al caño de este modo.


Lo observé escandalizada. ¿Qué estaba implicando?


-¿A qué te refieres Ethan? ¡¿De verdad crees que yo podría ser su amiguita secreta?!


-No me refiero a eso Nina, no. Esa estupidez sólo se le puede ocurrir a él, a una chica como tú no se le oculta, se le presume. –Y me lanzó una de sus coquetas sonrisas que no me hizo nada de gracia en ese momento-.


-¿Entonces?


-A que todo esto se pudo haber evitado, si no hubieses sido tan orgullosa.


La boca se me cayó ligeramente al oírle.


-Nina, te voy a hablar como hombre. Yo en la vida he perseguido a alguien con tanto ahínco como lo hizo él contigo. Es decir, sí persevero y la mayoría de nosotros rondamos y coqueteamos esperando la chica responda, pero no de ese modo tan intenso. Él te buscó por mucho tiempo sin ningún aliciente de tu parte. Nunca se olvidó de ti. Si hubieses respondido antes, quien sabe, quizá… 


El estómago se me revolvió levemente, me molestó mucho verme confrontada con esa posibilidad.


-Ethan, él nunca dejó a Kristen, nunca dio el paso adelante. ¿A qué iba a responderle yo a alguien con pareja?


-Sí lo sé querida, pero entiende, eso pudo haber cambiado y quizá él jamás hubiera llegado al punto de sentir que tenía que darle un anillo a la chica. Quizá, simplemente, y aunque te odiaran miles de adolescentes hormonales; tú habrías sido la novia de Pattinson y Kristen la “ex”.


-La “ex” con la que trabaja y convive en exceso –completé con acidez-. Si las cosas hubiesen sido como las planteas, de todas formas yo hubiera estado lejos y Kris cerca, ¡por supuesto que ella hubiera intentado algo con él!


-Eso tú no lo sabes Nina. Además, el que quiere ser fiel no necesita que lo vigilen. Yo odio a una mujer insegura y celosa.


-Bueno, sí, es eso estamos de acuerdo, pero… No fue así como sucedieron las cosas. Además, ¿dónde estaría parada yo ahora? Éramos muy distintos entonces.


-Nina, sólo han pasado dos años y medio. No seas tan dramática.


-No Ethan, tú no me conociste en aquel tiempo. Tú eres amigo de la otra Nina, no de la ingenua que fui antes.


-¿Y eso es malo? Me pareces una encantadora persona. Siempre me gustaste.


-Era distinta.


-Como quieras, no voy a insistir, pero como hayas sido, él se enamoró de ti; sólo que fue muy malo para captarlo.


-En eso sí estamos de acuerdo cariño.


-Bueno… Al menos, yo agradezco la parte buena que me tocó a mí de todo esto. –Y me guiñó un ojo dándome a entender que se trataba de mí, lo cual agradecí brindándole con una sonrisa.-


-Lamento haberte metido en éste lío y no Ethan. Has sido maravilloso y te debo mucho. 


-Nah… No te preocupes linda. Ya te lo dije, esto va para mi saco de anécdotas…




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Oprimí los labios firmemente en mi, ya bastante incómodo, asiento de avión. Sin tener a Ethan enfrente acepté luego de tantas horas de vuelo, que sí, que él tenía razón.



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Retorné a mi vida cotidiana sintiendo que en vez de casi dos semanas en Londres, habían pasado dos meses. Estaba cansada de muchas cosas, no sólo físicamente. Mi realidad tenía una enorme y fea puerta tapiada a plena vista y había que cubrir ese grotesco desperfecto con un gran armario para que nadie, ni yo, lo pudieran advertir.


En la oficina me recibió mi suplente para entregarme todos los pendientes y ponerme al corriente de los días fuera. Aarón brillaba por su ausencia esa mañana y sospeché tendría que ver conmigo y su jugada a pesar de que se me informó que él estaba de gestión con un cliente. Aún no había decidido si iba a abofetearlo en cuanto tuviera la oportunidad o iba a agradecerle, ¡pero de que me iba a oír, lo iba a hacer! 


Luego de trabajar toda la mañana afanosamente y regresar de la hora de la comida, seguía sin aparecer. Cerca del final de la jornada, Aarón se presentó por la oficina con aire de nada en especial. Yo torcí el gesto involuntariamente al verlo pero él me saludo amenamente dándome la bienvenida y luego se puso a hablar de trabajo ignorando la situación entre nosotros. Yo le seguí la corriente y pretendí que todo era normal. Cuando ya estaba casi lista para marcharme, Aarón se levantó como resorte y me alcanzó en la puerta.


-Nina…


Elevé una ceja preguntándole con ello qué quería.


-Este… Hum… ¿Recibiste mi correo cuando estabas de vacaciones?


¿Así que estaba nervioso, eh? Bien.


-Sí, lo hice.


Él se mordió el labio involuntariamente.


-Hum… ¿Y…?


-Sí… Él también recibió el tuyo.


-¡Oh! Okay… Entonces… ¿Lle viste? ¡¿De verdad te buscó?!


Sonaba incrédulo.


-Sí Aarón, la armaste en grande y aún no decido cuánto voy a fastidiarte por meterte en mis asuntos.


Su entrecejo se elevó alterado con mi velada amenaza. Pero se recuperó rápidamente.


-Hum, sí, supongo que me esperaba tu enojo pero… ¿Quieres platicar al respecto?


-Aarón, me mandaste de vacaciones al infierno y estoy muy cansada ahora para maltratarte como te mereces. Si gustas, mañana me pagas una deliciosa cena y ahí te pateo el trasero cuanto aguantes, ¿te parece?


Él soltó una risilla con cara de impacto y asintió con la cabeza. Yo me despedí y di por terminado el día en su totalidad. A solas, en mi pieza, reconstruí por enésima vez todo tipo de fragmentos de esos días. ¿Por qué no estaba tan deprimida como debería sentirme? ¿Acaso iba a golpearme después, cuando sintiera de verdad el peso de mis acciones? De momento, estaba como entumida y completamente ajena a lo que creía debería sentir.


Ahora, mientras escribo esto, comprendo que en esos momentos tenía la muda certeza de que Robert no me dejaría ir, no después de tantas cosas. ¡Qué equivocada estaba! Fue sólo con el paso de las semanas, que se transformaron en meses, que me di cuenta de que en verdad se había terminado y que lo había perdido. Él no volvió a contactarme y fue un largo y doloroso duelo el que cargué casi siempre en silencio.


Aquella cena de media semana con Aarón me sirvió para desahogarme un poco más; le tenía enojo a mi amigo y dejé de ser tan discreta como lo había sido siempre. Estaba decidida a fastidiarlo lo más posible, seguramente rematando con él mi frustración para con Rob.


Le conté el cómo mi “Ex” se había aparecido por sorpresa y desbaratado mi mundo. El cómo le había creído sus palabras una vez más y cuánto me había decepcionado de nuevo. Por supuesto que le confié de lo “cercano” que fue mi encuentro y lo vi removerse incómodo en su silla para mi satisfacción. Esa noche, Aarón no fue el mismo de siempre, no alegó ni me llevó la contraria; simplemente me escuchó y digirió la consecuencia de sus acciones con varios tragos a su bebida para poderlos deslizar con mayor suavidad, de lo que él por sí mismo, no podría.


Sí, al igual que con Ethan, me envalentoné con el vino que compartíamos y mientras que él asimilaba, yo expelía demasiada información. Y fue así que, consciente de que mi lengua estaba floja gracias al alcohol, solté una risa burlona mientras le contaba a medias  que había tenido que inclusive amenazar a mi “ex” para que me dejara en paz con algo que parecía muy efectivo, aunque no especifiqué el qué, exactamente. Aarón parpadeaba escéptico. 


-¿Tanto así te había acosado?


-¿No has oído nada de lo que te conté? ¿Acaso no te quedó claro el lío que armaste?


-Oye Nina… Lo siento, no pensé bien las cosas… Yo, bueno, luego de tantos días, hum… Ahora me parece una mala idea lo que hice.


Yo blandí mi copa frente a él, aceptando su disculpa, altiva y molesta.


-Estuvo muy mal, Aarón. Me lastimaron mucho y todo por un beso… -Él se mordió los labios y agachó los ojos, incómodo ante mi falta de tacto.- Pero al menos, tu jugarreta, efectivamente me trajo una conclusión.


Aarón pestañeó sopesando mis palabras.


-¿Y…? ¿Estás bien con ese desenlace?


-Tanto como se puede estarlo bajo las circunstancias. No estaba dispuesta a aceptar lo que me pedía y él no quiso hacer bien las cosas; así que, no hay otra opción.


 -Pues… No sé qué decirte Nina, por el cariño que te tengo lamento el daño que recibiste, pero, también me alegro de que hayas vivido eso. Espero que ahora sí, ya puedas cerrar esa puerta en tu vida y seguir. Además, yo creo en que cuando te alguien te hace daño a propósito, siempre se te regresa un bien superior.


-¡Ay! ¡Vamos Aarón! No me salgas con filosofía de galletitas de la fortuna, a lo hecho pecho y ya. Y eso va también por ti. No te creas que porque estamos aquí, te voy a perdonar tan fácil.

-Bueno… Tendré que enfrentar y aceptar eso, supongo. ¿Respetarás al menos los horarios de trabajo? –Dijo tratando de aligerar mi advertencia.-


-¿Respetaste tú acaso los límites? –Contesté secamente.-


Él se dio cuenta de que estaba hablando muy en serio y dejó de sonreír.


-Nina, discúlpame de verdad por mi abuso… 


Parecía que iba a agregar algo más, su expresión grave se contuvo y haciendo un gesto de freno con los labios, fue evidente que evaluó si valía la pena seguir hablando y que decidió no hacerlo más. Eso me dejó complacida, pero con ganas de seguir fastidiándolo. ¡Y por supuesto que iba a hacerlo!, hasta que me sintiera satisfecha.


La oficina zumbaba de ajetreo con el cierre de año. Entre inventarios, evaluaciones, gestiones y planeaciones era tangible el cómo la mayoría esperaba con ansia la última semana del mes, donde todos descansaríamos esos días luego del brindis navideño. Yo incluida. Estaba de malas casi todo el tiempo y Aarón estaba pagando los platos rotos con estoicismo. 


Al llegar el viernes veintitrés, todo era sonrisas y complicidad navideña. La celebración de la empresa sería llevada a cabo en un buen salón y muchos estaban planeando dónde continuar la fiesta más tarde.


Me presenté al evento vestida como correspondía. Tacones altos y todo el drama requerido en la apariencia. Supongo era una forma de retar a los hombres a comportarse mostrándome tan apetecible ante sus ojos. Quizá estaba más que dispuesta a buscarme un nuevo grupo de “caballeros” con quién consumar mi despecho y quizá, simplemente estaba de malas otra vez.

Aún con todo, disfruté enormemente ver a Aarón descomponerse al devorarme en mí entallada falda negra de pitillo y mi femenina blusa a juego que me hacían ver, según yo, como una de esas fotos de las Femme Fatales de antaño. Y no sólo a él.


Mucho más tarde y luego de brindar y compartir con diferentes grupos y recibir invitaciones para seguir la fiesta, de repente me vi custodiada por mi compañero de oficina y noté como trataba de desplegar una cierta posesión sobre mí. Como tenía varias copas encima, sólo encontré muy amena su actitud y lo desdeñé con cándidas risas.


-Nina, ¿no crees que es mejor que te comportes? Buscarte un nuevo amiguito entre gente de la empresa no es buena idea. –Me regañó en privado luego de apartarme de un grupo que se empecinaba en arrancarse ya conmigo de juerga.-


Lo miré molesta por su atrevimiento.


-Aarón, ¿acaso me crees tan estúpida? Sólo estoy fastidiando y tú me estás fastidiando a mí.

Cruzado de brazos y con mirada reprobatoria me contestó tan autoritario que me sonó a un papá molesto con su cría.


-¿Y se puede saber qué te pasa ahora para que estés actuando de ésta manera?


Lo barrí con la mirada, ¡por supuesto que se lo iba a contar! Aún no había terminado de cargarle mi mal genio a su intervención en mi vida privada.


-Bueno… Ustedes, los hombres. Eso es lo que me sucede.


Levantó una ceja a punto de reventar de enojo con mi absurda respuesta.


-¿Otra vez él? 


¡Diantres! ¡Qué bien me conocía! Solté una risa sarcástica.


-Sí, él.


-¡Por Dios! ¿Te volvió a contactar?


-No. –Dije con algo de decepción en la voz.-


-¿Entonces?


Gruñí por lo bajo. Moka no tenía idea –otra vez-, de lo que me hacía cada vez que me contaba chismes de su adorado amor platónico, Robert Pattinson, cuando nos reuníamos a tomar café y platicar.


-Me enteré de algo… -Aarón sólo esperó en silencio a que continuara.- Yo ni siquiera estaba aterrizando aquí, cuando él ya se hallaba en Los Ángeles cenando con una rubia despampanante.


-¿Cómo? –me dijo sin entender.-


-Sí. –Torcí el gesto al recordar la imagen de ellos dentro del auto con cara de espanto al ser fotografiados in fraganti.- Con una supuesta amiga de su novia, ¡pero vamos! ¿¡Qué rayos hacía con ella si veinticuatro horas antes estaba rogándome no me fuera!?


-Nina… El tipo es un infiel en serie, ¿y tú estás sufriendo por él? Ya entiéndelo. Además, ¿por qué sigues al pendiente de sus acciones? ¿No es demasiado masoquista?


Mi rostro reflejaba la misma especulación que el de Aarón. ¿Por qué me molestaba?


-Va a ser medio imposible que no me entere de sus ires y venires por largo tiempo. Tendría que mudarme a una isla en medio del pacífico sin contacto con el mundo exterior para evitarlo.

Una vez más, dejé a mi amigo sin entender media palabra de lo que decía, pero no por eso  me abandonó.


-¡Cómo te gusta sufrir Nina! Pero es tu vida. Lo que sí es seguro es que de aquí no te vas de fiesta sola. No voy a dejar que hagas una tontería en el estado anímico en que te encuentras. De hecho, creo que te caería mejor un buen café y aire fresco antes de nada.


-Aarón, no seas tan preocupón. No soy una bebita. 


Me miró indignado.


-Mira Nina, a lo mejor no estás acostumbrada a que alguien cuide de ti, pero hoy vas a tener que aceptarlo. Y si luego de tomarte ese café insistes en seguir la noche, de todas formas, iré contigo.


Yo rodé los ojos y reí. Ciertamente, no dejaba que nadie se acercara tanto a mí como para cederle mi total confianza y el empeño que Aarón estaba mostrando con todas sus acciones me enternecieron  lo suficiente como para menguar mi enojo y acceder a irme con él a buscar una cafetería abierta a esas horas de la noche y tranquilizarme.


No hubo carta de Robert esa Navidad, nada. Sólo un vacío en mi bandeja de entrada. Una vez más, pasé la noche llorando contra la almohada y el domingo me arrastré fuera de la cama, sólo cuando fue absolutamente necesario.


Por la mañana del lunes posterior a Navidad, seguía totalmente deprimida cuando Aarón se presentó en mi casa sin anunciarse para secuestrarme y llevarme a caminar un rato para luego comer con él. 


El hecho es que a partir de ese día, no se separó de mí ya y yo lo agradecí. 


Sí, a ratos tenía mis malos momentos cuando por cualquier cosa, recordaba a Robert y su idiotez y le reñía a Aarón por nada. No siempre aguantó mi acidez, no hubiese sido él si no hubiésemos peleado al menos dos veces por semana; pero el asunto es que sobrellevó mi ánimo y se quedó conmigo…




-AñO 2012-






He llegado a un punto de mi confesión que de nuevo podría alargarme demasiado, pero las aburriría, porque de Robert no he sabido más de lo que cualquiera que se la viva pegada a los blogs lo haga.


Seguro están sacando conclusiones para éste instante sobre lo que pasó entre Aarón y yo luego de aquél diciembre; y quizá no anden tan erradas. Sí, eventualmente nos hicimos pareja. Y sí, en el cursi y gastado mes de febrero él me desarmó cuando en una de mis noches de desánimo me habló con el corazón y la mente en la mano.


Pensé en contarles con lujo de detalles cómo fue su declaración, porque sé que se enternecerían hasta la médula y me comprenderían mejor; pero de nuevo, sería demasiado largo y quizá más de una se prendaría de él. Así que sólo voy a contarles lo básico y les pido perdón si alguna se decepciona por mi falta de palabras, pero es que esto ya se está alargando mucho.


Me dijo que no quería esperar más a pedirme fuese suya, que a pesar de haber sido un comodino siempre y sólo jugar a la segura; no quería cometer el mismo error que mi Ex y dejarme pasar, por el motivo que fuera. 


Se extendió en explicarme cuánto sabía él que me quería desde hacía meses, cuando lleno de celos le había mandado el correo a “ese tipo”, esperando jamás apareciera y yo acabara por sacarlo de mi vida para siempre. Me contó lo mal que le cayó saber que una vez más había terminado enrolada en sus mentiras y entregado por completo a quien no me merecía en lo absoluto.


Que fue consciente de que quiso dejar de salir con cuanta chica le pareciera apetecible luego de verme coquetear en “…la condenada cena esa de la oficina…” y, decidió lanzarse de lleno en mi conquista sin importar el estado de mi corazón. Él sabría componerlo, como lo hacía con muchas cosas más.


Sobra decir que todo eso y más que dijo me dejó abrumada. Claro que sabía que le gustaba, claro que ya nos habíamos besado de nuevo y claro que ya estaba sintiendo yo que su cercanía era sanadora; pero no quería terminar de aceptarlo. Tenía la certeza de que aunque lo quería mucho, no lo amaría como yo sabía amar. 


Pero él estaba tan decidido, que cedí. Por el motivo que fuera, cedí.


El cuerpo de Aarón no fue capaz de mantenerme alejada del diablo. Efectivamente, sólo si yo me hubiese mudado a una isla desierta hubiese dejado de saber de la vida de Robert. 


Yo no tenía forma alguna de explicarme con Moka el porqué me desagradaba tanto me contara todo lo que averiguaba sobre Pattinson cada vez que nos reuníamos las dos solas; o peor aún, en pareja. Descomponiéndome evidentemente cuando ella se extendía sobre los chismes del famoso Robsten.


¿Vivieron ustedes el frenesí que causó la aparición de Kristen en su hermoso Balenciaga rojo en la alfombra de Cosmopolis, abrazando y felicitando en público a su Robert?


¿Miraron una y otra vez las infames fotos de ellos dos celebrando en Cannes el éxito del film de él? ¿Donde la besa en público en la terraza del bar?


Yo sé que sí. Y ustedes saben también que yo lo hice.


Bueno, pues todo eso me afectó demasiado. Aarón lo notó y no sabía por qué estaba yo tan malhumorada o deprimida a ratos todo ese mes de Mayo. ¿Cómo decirle a tu novio que es por culpa de tu ex? Eso, no se hace.


Después de cada pelea con Aarón, intentaba con ahínco hacerle feliz. Sabía que no era su culpa y que estaba mal hacerlo pasar por esto conmigo. A veces, dudaba si estaba bien estar así a su lado. Él me quería lo suficiente como para tomarme con daños y resquebrajos;  y tanto amor, me producía ganas de quererlo como él se lo merecía. Así que seguí intentando amarlo con todo y él parecía conforme conmigo.


Supongo que aunque hubiese sabido la verdad sobre el porqué Robert salió con Sarah Roemer aquél nefasto diciembre, no hubiera importado demasiado. Me hubiese parecido una más de sus estupideces, aunque también hubiera agradecido el gesto. Pero aún así, sé que estaría hoy con Aarón.






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Chicas, éste texto casi se escribió solo. Demasiado fácil, demasiado simple de contar.

Siento muy raro, saber que estoy ya tan cerca del final.

Quédense; falta muy poco, pero creo que valdrá la pena seguir hasta el último punto escrito en ésta historia.

¡Un beso, las quiero!

Cariños: Sissy



P.D: Un favor chicas. Quiero hacer algo especial para el último capi y para ello necesito que se reporten todas las que alguna vez han comentado aquí o en el Chatterbox. Quiero sus nombres, porque sin ustedes, éste sueño hubiera sido sólo una broma entre Robert y yo. ¡Gracias!



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¡Ah! Y no podía faltar la canción para acompañar el sentimiento de pérdida que me da el capítulo. Me gustaría pensar que es lo que siente Robert… Vayan al minuto 4’48” y lean para que entiendan.

Subtitulada al español, “Ain’t no sunshine”. Cover hecho por John Mayer.





La salida con Sarah Roemer existió, aquí uno de los muchos links de chismes al respecto.
http://perezhilton.com/2011-12-05-robert-pattinson-sarah-roemer-date-bar-west-hollywood-cheating#.UOYWN6zAETA  

1 comentario:

  1. You never answered my question.
    WHO ARE YOU?
    I'd like to know.

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